Introducción
La porción titulada Koraj, en Números 16, comienza con las quejas de Coré, sus seguidores levítas y rubenitas, los 250 jefes de tribus, y continúa con la queja de todos los israelitas en contra del liderazgo de Moisés, su hermano Aarón y sus hijos como los representantes oficiales designados y escogidos por Dios para la nación de Israel.
La primera parte de la historia concluye con Moisés, Aaron y los 250 líderes ofreciendo incienso a Yehováh en una competición que terminaría con Yehováh enviando fuego y quemando a los 250 lideres que se habían rebelado, junto con Coré.
Continuando con el capítulo 17 de Números la historia se vuelve cada vez más interesante presentando una serie de secuelas de la rebelión causada por Coré que repercutió en los civiles, causándoles que cuestionen el juicio y la legitimidad de la tribu de Leví y el sacerdocio Aarónico.
Esta porción se asimila a la batalla del profeta Eliyahu contra los falsos profetas de Baal, declarando que quien haga descender fuego del cielo, ese probaría cuál Dios es el verdadero (por supuesto que Elías ganó el desafío). Sin embargo, los israelitas en el desierto parecían más incrédulos, les tomó cuatro señales entender la designación sacerdotal de Dios.
Las 4 señales divinas
1. Enterrar a Datan y Abiram vivos por un desastre natural- Siempre podemos interpretar cómo realmente fueron los milagros de la Biblia, si realmente son milagros, coincidencias, o incluso trucos. No obstante, cómo sea que uno lo entienda, lo que resalta de esta historia es que el pueblo fue avisado con anticipación de que las casas de Datán Abiram y Coré se hundirían y que debían por lo tanto alejarse de ellos. Así como fue declarado por Moisés aconteció, demostrando que pese a que esto pudo haber sido un simple acontecimiento provocado por la naturaleza, las circunstancias fueron orquestradas por Dios en su debido tiempo y fueron reveladas de ante mano en forma de profecía de Moisés para que el pueblo entienda que es obra de Dios.
2. Dios quema a los 250 jefes de las tribus—que se habían rebelado junto a Coré por haber oficiado un sacrificio de incienso, ya que no les era permitido por no ser del linaje de Aaron. Esta muestra de fuego proveniente de Yehováh sería la prueba de la elección de Dios sobre Aaron y sus hijos, y el castigo para quienes sobrepasaron sus ordenanzas. Además, los incensarios de los 250 hombres quemados serían usados para fabricar planchas que cubrirían el altar para dejar un recordatorio a todos los israelitas que nadie puede oficiar o ser un sacerdote a no ser de los hijos de Aaron, quien Dios había escogido.
3. La plaga de mortandad y el incienso milagroso de Aaron—Despu&eacu