Casi todos los profetas de Israel presentaron una rivalidad entre los sacrificios versus la obediencia a Dios. Denunciando los sacrificios como si fueran completamente inventados por los hombres y por otro lado, la aspiración a la justicia y la bondad, como la obediencia, y por lo tanto el mensaje ideal de la Torah.
יא לָמָּה-לִּי רֹב-זִבְחֵיכֶם יֹאמַר יְהוָה, שָׂבַעְתִּי עֹלוֹת אֵילִים וְחֵלֶב מְרִיאִים; וְדַם פָּרִים וּכְבָשִׂים וְעַתּוּדִים, לֹא חָפָצְתִּי
יב כִּי תָבֹאוּ, לֵרָאוֹת פָּנָי--מִי-בִקֵּשׁ זֹאת מִיֶּדְכֶם, רְמֹס חֲצֵרָי
יג לֹא תוֹסִיפוּ, הָבִיא מִנְחַת-שָׁוְא--קְטֹרֶת תּוֹעֵבָה הִיא, לִי; חֹדֶשׁ וְשַׁבָּת קְרֹא מִקְרָא, לֹא-אוּכַל אָוֶן וַעֲצָרָה
Isaías 1:11 ¿Para qué me sirve, dice Yehováh, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios?
13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
La mayoría de interpretes entienden que Dios no les está amonestando por los sacrificios, o por la luna nueva o el Shabbat [aunque probablemente en este contexto no se refiere al día sino a los sacrificios de estos días] sino por llevar a cabo estos sacrificios junto con pecados, o la desobediencia a otros mandamientos de Dios. Es más, el verso 13 es traducido correctamente como "..el convocar asambleas, no lo puedo soportar, vuestras fiestas solemnes junto con vuestros pecados"
Por lo tanto la enseñanza se entiende como "aborrezco los sacrificios si no guardan la otra parte de la Torah" o dicho de otra manera "no me presenten sacrificios si no van a obedecer mis mandamientos".
Este pasaje no obstante junto con otros, como Miqueas 6, insinúan que los sacrificios ni si quiera son parte de la Torah de Dios, Dios ni si quiera requiere que los hagamos:
ה עַמִּי, זְכָר-נָא מַה-יָּעַץ בָּלָק מֶלֶךְ מוֹאָב, וּמֶה-עָנָה אֹתוֹ, בִּלְעָם בֶּן-בְּעוֹר--מִן-הַשִּׁטִּים, עַד-הַגִּלְגָּל, לְמַעַן, דַּעַת צִדְקוֹת יְהוָה
ו בַּמָּה אֲקַדֵּם יְהוָה, אִכַּף לֵאלֹהֵי מָרוֹם; הַאֲקַדְּמֶנּוּ בְעוֹלוֹת, בַּעֲגָלִים בְּנֵי שָׁנָה
ז הֲיִרְצֶה יְהוָה בְּאַלְפֵי אֵילִים, בְּרִבְבוֹת נַחֲלֵי-שָׁמֶן; הַאֶתֵּן בְּכוֹרִי פִּשְׁעִי, פְּרִי בִטְנִי חַטַּאת נַפְשִׁי
ח הִגִּיד לְךָ אָדָם, מַה-טּוֹב; וּמָה-יְהוָה דּוֹרֵשׁ מִמְּךָ, כִּי אִם-עֲשׂוֹת מִשְׁפָּט וְאַהֲבַת חֶסֶד, וְהַצְנֵעַ לֶכֶת, עִם-אֱלֹהֶיךָ
5 Pueblo mío, acuérdate ahora de lo que maquinó Balac, rey de Moab, y de lo que le respondió Balaam, hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las obras justas de Yehováh. 6 ¿Con qué me presentaré a Yehováh y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré delante de El con holocaustos, con becerros de un año? 7 ¿Se agrada Yehováh de millares de carneros, de miríadas de ríos de aceite? ¿Ofreceré mi primogénito por mi rebeldía, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda Yehováh de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?
Este pasaje de hecho asimila los sacrificios de la Torah junto con el sacrificio pagano y abominable humano que los antiguos fenicios solían hacer [quemar a sus primogénitos para expiación], y al igual que Isaías, enseña que Dios solo demanda, solo pide o requiere obediencia o la observancia a obras de justicia, de amor y bondad.
Pero Dios si demando sacrificios ¿verdad?...
El problema es que Dios sí mandó a los israelitas a hacer múltiples ritos de sacrificios como [Núm 28, 29]:
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sacrificar un carnero para Yom Kippur y dejar al otro libre
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hacer dos sacrificios perpetuos diarios
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hacer doble cantidad de sacrificios para Yom Shabbat
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hacer un sacrificio especial para el día de luna nueva
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presentar una cantidad específica de sacrificios por cada fiesta solemne
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presentar sacrificios por pecados cometidos por ignorancia o error
La porción de la Torah de Pinjás de hecho nos recuerda sobre las Fiestas Bíblicas y nos manda a disponer de ¡setenta toros que se sacrificarían a lo largo de siete días consecutivos para la fiesta de Sukkot![Núm 29 12:32].
¿Por qué setenta toros?
Desde tiempos talmúdicos, los escolares han notado la cantidad exuberante de sacrificios que Dios demando a la nación israelita para la Fiesta de Tabernáculos [Sukkot] y una explicación sugiere que cada sacrificio representa a una nación ( n. Sucá 55b):
אמר רבי [אלעזר] הני שבעים פרים כנגד מי - כנגד שבעים אומות…
R. [Elazar] declaró: “¿A qué corresponden esos setenta bueyes [que se ofrecieron durante los siete días de la Fiesta]? A las setenta naciones ... "
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Otros escolares modernos como Jacob Licht sugieren que la cantidad de sacrificios se justifica con la necesidad de pedir lluvia a Dios y su bendición para la futura cosecha en referencia al pasaje de Zacarías 14, Malaquías 3:10 y m. Rosh Hashaná 1: 2 [Esto no explica por qué setenta de todos modos]
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George Gray y Christophe Nihan rambién afirman que refleja el significado del número siete: se ofrecen setenta toros en los siete días de la fiesta que se celebra durante el séptimo mes [tampoco explica por qué setenta].
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Jacob Milgrom [Números, filadelfia 1990], un erudito más popular en el mundo académico] recurre a la tradición midráshica citada anteriormente, relacionando los setenta toros con las setenta naciones del mundo que apelan por una buena cosecha.
A pesar de que la interpretación de Jacob Milgrom y los antiguos rabinos parece más convincente, pues existe un buen argumento para conectar Sukkot con un fenómeno descrito en el libro de Zacarías donde todas las naciones se presentarán a Jerusalén a ofrecer sacrificios, la controversia de los sacrificios persiste ¿Por qué Dios demanda sacrificios? De todos modos, se sugiere que cada sacrificio representa las 70 naciones madre del mudo, pero cada sacrificio es para ser ofrendado a Dios, quién expresamente aclaro por los profetas de Israel, que no demandó que le llevaran sacrificios.
Por estas razones quisiera sugerir una nueva perspectiva, ya descrita en otros estudios similares, sobre la razón de los sacrificios en su contexto histórico.
El Festival Zukru en Emar
La ciudad de Emar, de finales de la Edad del Bronce, estaba ubicada en el amplio meandro del río Éufrates en el noreste de Siria moderna. Poblada por pueblos hurritas y semíticos bajo la hegemonía de los gobernantes hititas, sus textos de culto preservaron antiguas tradiciones culturales semíticas occidentales locales. Entre las tabletas encontradas en Emar, es una descripción de la zukru -Festival ( Emar 6 , 373), un festival que también está atestiguada en la ciudad siria antigua de Mari (destruida a mediados de 18 º siglo AEC) , lo que atestigua su prevalencia entre las antiguas culturas semíticas occidentales.
En Emar se atestiguan dos versiones diferentes de la fiesta de Zukru: una fiesta anual y una en el séptimo año de un ciclo de siete años, que hace referencia al ciclo bíblico de la shemitá (Lev 25: 8; Deut 15: 1, 31:10) [cabe mencionar que esta tradición es más antigua que la redacción de la Torah]. En ambas ocasiones, el Zukru se celebraba durante siete días en el primer mes del año, llamado SAG.MU, ראש השנה, "la cabeza del año" [Rosh Hashanná] [el inicio del año Babilónico, Sirio y Fenicio comenzaban en el mes de Tishri, equivalente al séptimo mes del año bíblico, de aquí nace la tradición de celebrar el séptimo mes como año nuevo en Israel, véase estudio Calendario Hillel].
El festival del séptimo año se elabora con mucho más detalle: el primer día del festival, cuando la luna está llena (es decir, el quince del ciclo lunar), el dios Dagan, el dios supremo de Siria, y todos los demás dioses en el panteón eran llevados fuera del templo y la ciudad en presencia de los ciudadanos a un santuario de piedras llamado sikkānu . Este objeto de culto, también conocido en otras ciudades con población semítica occidental, como Ugarit y Mari, se describe mejor como un matzevah [מצבה] es decir, una piedra en pie ungida con aceite y sangre, [un altar prohibido por la Biblia] . Al culminar la ceremonia, los dioses eran devueltos a la ciudad. En el séptimo y último día (una especie de Jag Sheni), Dagan y todos los dioses de Emar eran llevados nuevamente al sikkānu , donde se llevaba a cabo una ceremonia similar [este orden es muy similar al de la fiesta de Shemini Atzeret en la Biblia] .
Los sacrificios del festival Zukru
En el transcurso de los siete días de la fiesta, se entregaban numerosas ofrendas, más que cualquier otra fiesta documentada, a todos los dioses, lo que atestigua la importancia de esta fiesta en el calendario religioso de la ciudad. Las primeras ofrendas del festival del zukru eran sacrificadas un día antes, el catorce del mes de "Rosh Hashaná, la cabeza del año", como está documentado (ll. 36-38):
En el mes de la "cabeza del año", el día catorce, ofrecen setenta corderos puros proporcionados por el rey ... para los setenta dioses [de la ciudad de] Emar.
[Referencias; ver Fleming, Time at Emar , págs. 48-140. Para la versión anual ( Emar 6 , 375), ver ibid. Véase también P. Altman, Festive Meals in Ancient Israel: Deuteronomy's Identity Politics in Their Ancient Near Eastern Context (BZAW 424; Göttingen, 2011), págs. 136-147.]
Se dice claramente que los setenta corderos eran sacrificados a cada uno de los setenta dioses de Emar, sin embargo, sabemos por las siguientes líneas de la tabla (76-162) que había mucho más de setenta dioses en Emar. Que el número setenta no es un error se desprende de otro texto de culto emarita ( Emar 6 , 463: 6) que ordena que se distribuyan setenta palomas entre los dioses.[Fleming, Time at Emar , págs. 290-291; cf. pag. 194, n. 235.] Parece, por tanto, que la referencia al número setenta refleja la expresión idealizada "setenta dioses" que prevalece en la literatura semítica occidental, en lugar del número exacto de dioses emaritas. Esta sugerencia se ve confirmada por las siguientes ocurrencias:
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En la literatura ugarítica, la expresión "setenta hijos de Aṯirat" (el nombre en Ugarit de la diosa Asera) significa todos los dioses que nacieron de El y Aṯirat, los antepasados de los dioses.
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En una obra hurro-hitita (la Canción de Ullikummi ) que contiene motivos típicos del Occidente-semítico, la misma expresión, "setenta dioses" aparece en paralelo con "todos los dioses".
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En otro texto emarita que trata del festival del kissu ( Emar 6, 385: 34), se ordena que se pongan “delante de ellos” setenta porciones de pan y carne, presumiblemente los mismos setenta dioses.
Por estas referencias podemos entender que "setenta dioses" se refería al número idealizado, por su entendimiento de perfección [vease estudio, Siete, el número bíblico], y no a setenta dioses en particular, y por estas razones, los antiguos del Sirios del Medio Oriente sacrificaban 70 corderos en el día 15 del mes Rosh Hashanná por siete días a sus dioses.
Si comparamos esta fiesta que precede a la entrega de la Torah las similitudes son sorprendentes:
Festival Sukhru
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Se celebra en el mes que equivale a Tishri
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el mes tenía una observancia lunar
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la fiesta se lleva a cabo en la luna llena
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se guarda todos los años y cada siete años se hace una fiesta especial
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se presentan 70 corderos como sacrificios
Fiesta de Sukkot
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Se celebra en el mes que equivale a Tishri
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el mes bíblico se guardan conforme a la observancia lunar
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la fiesta se lleva a cabo en la luna llena
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se guarda todos los años y cada siete años se hace una fiesta especial
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se presentan 70 toros como sarificios
Los contrastes también son muy importantes, en esta fiesta Siria, la fiesta y los sacrificios se hacía fuera de la ciudad, posiblemente en un lugar alto, mientras en Israel solo se podía sacrificar en el Templo con leyes escrupulosas de pureza ritual. La Fiesta de Sukhru se llevaba a cabo levantando imágenes de adoración mientras en la Torah está estrictamente prohibido. También el motivo de la Fiesta de Sukhru era festejar a todos los dioses, posiblemente por la cosecha del año, mientras el objetivo de la Torah es llevar toda esa adoración a un solo Dios, Yehováh.
Independiente de los contrastes, las similitudes son más fuertes, considerando que no son las únicas en la Torah. Para ampliar esta perspectiva véase los siguientes estudios:
Resolviendo el sincretismo bíblico
Estas conexiones pueden ser muy problemáticas cuando somos sorprendidos sin la información necesaria para procesarla. Estas conexiones pueden llevarnos a entender que la Torah es solo una recopilación de muchas prácticas ancestrales paganas, y que por lo tanto no es la palabra del Dios verdadero, o un mensaje especial, único y divino inspirado por Dios. Esta perspectiva luego nos puede llevar a desconfiar sobre la redacción de la Torah y básicamente perder toda Fe en el Dios de la Biblia pues cada libro bíblico se sostiene a la Torah, incluyendo libros posteriores judíos y cristianos.
En síntesis, si no podemos explicar temas controversiales como estos, la simple y fundamental creencia de la existencia de Dios está en riesgo. Y a pesar de que otros prefieren explicar estos textos fuera de su contexto escrito y cultural por uno más espiritual, simbólico y ajustado a una creencia preconcebida del objetivo de los sacrificios [como por ejemplo que todos son una sombra profética de Jesús], tarde o temprano la información legítima y razonable tendrá un efecto en nuestro intelecto. Solo basta mirar alrededor y ver que el mundo avanza cada vez más al conocimiento y el razonamiento.
Por lo tanto, a pesar de que los sacrificios pueden jugar un rol importante en su Fe, quizás como su única salvación, las profecías escondidas que justifican su creencia y la vía para conseguir expiación de parte de Dios de acuerdo a su religión, le pido unos minutos más de su tiempo para considerar una nueva explicación para los sacrificios de la Biblia y para resolver este problema de la conexión de los setenta sacrificios de Sukkot y la fiesta pagana de Sukhru
Perspectiva de Rambam
Moisés Maimónides (1138-1204) parece expresar dos puntos de vista contradictorios sobre la importancia de los sacrificios. El problema es bien conocido por la mayoría de escolares y también lo hemos traído como referencia en varios estudios, como los que citamos anteriormente. Por lo que aquí solo ofreceré un esquema básico. En su Guía de los perplejos , Maimónides describe los sacrificios como una artimaña mediante la cual Dios redirigió los tipos de rituales a los que el pueblo de Israel estaba acostumbrado a su propio servicio, y los adaptó para convertirse en un repudio demostrativo de las prácticas e ideas idólatras que prevalecían en el tiempo. Esto implica que los sacrificios no tienen valor intrínseco, y que una vez que el mundo ha dejado esta forma de adoración, los judíos ya no lo necesitarán.
Sin embargo, en su código de halajá Mishné Torá , Maimónides declara inequívocamente que el mesías reconstruirá el Templo y restaurará los sacrificios tal como fueron antes ( Shofetim , “Leyes sobre reyes y guerras”, 11: 1).
המלך המשיח עתיד לעמוד ולהחזי 'מלכו' בית דוד לישנה הממשלה הראשונה ובונה המקדש ומקבץ נדחי ישראל וחוזרין כל המשפטים בימיו כשהיו מקודם מקריבין קרבנו' ועושין שמטין ויובלות ככל מצותה האמורה בתורה.
En el futuro, el rey mesiánico se levantará y devolverá el Reino de la Casa de David a su antiguo lugar como gobernante, y construirá el Templo y reunirá a los judíos exiliados, y en sus días, todas las leyes serán restablecidas como estaban. antes: se ofrecerán sacrificios, y [el pueblo] guardará los años sabáticos y jubilares en la forma en que se describen en la Torá.
Es de estas dos contradictorias perspectivas que los religiosos tienden a elegir un partido, ya sea entender que los sacrificios fueron establecidos en la Torah para lidiar con el instinto idólatra de aquellos años, y en un futuro no tendrán efecto, o bien, confiar en la restauración de todas las cosas, como los profetas anunciaron y estar expectante de que los sacrificios volverán a ser practicados en Israel.
El problema parece que aún persiste, independiente que Maimonades hace el alcance de esta interesante perspectiva de los sacrificios, básicamente solo expone algo que la Biblia ya hace claramente, habar a favor de los sacrificios y hablar en contra.
Maimónides era sin duda un gran sabio, su comprensión y sus obras, considero que eran tan avanzadas en sus días como en el presente, el análisis de sus obras es uno que tomaría un libro completo o varios explicar, pero resumiendo y siendo más concreto basándome en su comprensión de la mente humana sugiero que su entendimiento se basa en su comprensión de los estelares, el comportamiento humano y la omnisapiencia de Dios. Para ser más exactos, Maimonades entendía que los seres humanos son microcosmos potenciales . El orden divinamente instituido del universo es perfecto, y cuanto más se asemejan a él los seres humanos, más se acercan a la perfección. Por lo tanto, una persona debe estudiar las ciencias naturales y debe modelarse sobre los patrones descubiertos en la naturaleza. [ La razón y la ciencia]
Maimónides explica ( Guía i. 71) que así como el universo tiene partes dominantes y partes gobernadas, el ser humano también debería hacerlo. En un ser humano perfeccionado, el intelecto (que según Maimónides es “imagen de Dios” en el hombre), dirige y disciplina las emociones y los apetitos, que corresponden a las esferas, que a su vez dirigen las acciones del cuerpo , que se compone de los cuatro elementos de la materia. En un ser humano imperfecto, la jerarquía está invertida: los apetitos y deseos físicos usurpan y esclavizan el intelecto.
Por esta razón la forma en que la Torah [los mandamientos] producen la perfección humana es, entonces, imprimiendo la estructura jerárquica de la naturaleza en el pensamiento y el comportamiento humano, disciplinando los deseos corporales de modo que todas las facultades se dediquen a ayudar en la búsqueda del conocimiento de Dios por parte del intelecto y, como los cielos, una persona siempre está impulsada por el amor de Dios.
Simplificando aún más las palabras de este filósofo y físico rabino, Dios creó al hombre a su imagen, esto quiere decir, para que se rija con intelecto [a diferencia de los animales]. Pero esta imagen de Dios o intelecto se esclavizan por los deseos físicos o nuestros deseos emocionales o espirituales. Los sacrificios son parte de esta naturaleza humana que no es parte del intelecto, los humanos comenzaron a sacrificar, hacer ritos, cultos, adorar imágenes, entre otros pecados, porque es un instinto humano. Dios es consciente de nuestra naturaleza, El nos creó como animales y luego depositó su espíritu en nosotros, elevándonos a ser como su imagen, pero con un instinto que nos lleva a practicar todo lo que nuestra mente puede imaginar, obras buenas y malas. A razón de esto Dios tuvo que lidiar con sacrificios y prácticas que realmente no son su ideal de la obediencia y nuestra muestra de Fe hacia Dios, pero fueron establecidas para "disciplinar nuestros impulsos, y nuestra naturaleza humana y así preparar nuestro intelecto para recibir las enseñanzas de bondad y justicia que la Biblia enseña"
Síntesis: Los 70 toros
Volviendo a la conexión de fiestas paganas ancestrales similares a las de la Torah, y sacrificios similares que parecen indicar que Dios, o la Torah, simplemente esta replicando, podemos concluir basado en la explicación de Maimonades, que Dios es consciente que Sukkot, Pesaj y probablemente todo lo relacionado a sacrificios, comida y fiestas sean una respuesta al contexto cultural de las antiguas civilizaciones. Esto quiere decir que Dios no ordenó 70 toros sacrificados porque en el cielo hacen lo mismo y todo tiene un símbolo perfecto codificado. DE acuerdo a esta perspectiva Dios solo tomó, por ejemplo, lo que en su tiempo les era familiar, hacer una fiesta por la cosecha del trigo, de primavera, del fin de la cosecha, etc. Pero disciplinó a los israelitas para que hagan las cosas "un poco más kosher".
Los antiguo por ejemplo hacían esta fiesta en el mes sétimo [bíblico] a los 15 días del mes por siete días en honor a todos los dioses del Antiguo Medio Oriente, por cada uno 1 cordero, en total 70 sacrificios. En respuesta Dios enseña que El es el único Dios, que no hagan imagen de nada y disciplinen el impulso de hacer sacrificios en cualquier lugar para que los hagan solo en el Templo y no haya sangre derramada en cualquier parte como si fueran animales. Con esto Dios remedia una adoración idolatra y la convierte en una Fiesta Solemne hacia El para así vencer nuestros hábitos codiciosos y deseos corporales y emocionales. Por esta razón Dios expresó por su profetas que estaba cansado de los sacrificios que El nunca demandó.
De esta forma, por lo tanto, disciplinamos nuestra mente y creamos hábitos que preparan el camino para poder recibir la Torah con todo nuestro intelecto. Así podemos obedecer los mandamiento de Dios y permanecer en la justicia, en la misericordia de Dios y caminar humildemente delante de Dios.
¿Sacrificios en la era Mesianica?
Respecto a la eternidad de los sacrificios, "pues escrito está" [ej,] "esta es la ley eterna sobre el sacrificio..." Una posible solución es que, si bien la aspiración a los sacrificios solo se debe a la realización intelectual, la meditación pura en Dios, los humanos somos criaturas materiales y siempre necesitaremos formas concretas de expresión religiosa, por lo que siempre seremos presa de las tentaciones de la idolatría.
Actualmente en Israel por las condiciones políticas actuales, faltan los pasos para poder concretar estas ordenanzas bíblicas como, de tener un Templo único, sacerdote consagrados y la restauración de los sacrificios.
Como se sabe, muchos debaten si esto se llevará a cabo o es una metáfora que los profetas bíblicos pusieron mucho énfasis. Yo en lo personal no apoyo la idea de sacrificios, considerando que es un tema del pasado y considero que las profecías relacionadas al Templo y la restauración de los sacrificios deben ser revisadas con un enfoque contextual. Dicho de otra manera, así como no veo posible que un "esperado" mesías realmente se titule como monarca y se siente en un trono con el cetro de David como escrito está, tampoco creo que debemos sujetarnos al pie de la letra lo concerniente a los sacrificios, especialmente por el contexto histórico mencionado en este estudio.
Posiblemente, los antiguos israelitas que recibieron estas profecías entendían la restauración del reino de Israel con la imagen de un rey sentado en su trono y la presencia de Dios con un Templo lleno de sacrificios, pero hoy que han trascurrido muchos años, y hemos aprendido que el universo es mucho mas grande, deberíamos considerar que existen otras formas de representar aquellas expectativas que tenían nuestros ancestros.
Lo que si es cierto, es que la naturaleza humana no será diferente en este aspecto (o en cualquier otro) después del mesías o de lo que era antes. El deseo de formas concretas no desaparecerá, somos humanos y siempre seremos así, por esto la Torah es eterna. Entonces el Mesías reconstruirá el Templo y se ofrecerán sacrificios en él como está escrito en la Biblia [Eze 40](cualquiera sea su interpretación).
Espero que este estudio os pueda dar una nuevo enfoque, para no desear sacrificar o llegar a la era mesiánica para ir al Templo y hacer rituales y guardar las Fiestas Bíblicas como supuestamente corresponden de acuerdo a la Torah, sino para pensar que el objetivo de todas estas leyes concerniente a Fiestas, comidas y sacrificios fueron establecidas por Dios para suprimir nuestro deseo humano y así aspirar a la obediencia de los otros mandamientos más relevantes en la Torah que hablan del amor y la justicia de Dios. Habiendo dicho aquello cabe recalcar que no debemos esperar a "la era mesiánica" para comenzar a vivir conforme a la Torah de Dios, tenemos la valiosa oportunidad de practicarla hoy con toda la preparación académica que hoy en día hay disponible e información que Dios provee a través de medios como éste.
Jerem 3:16 Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Yehováh, no se dirá más: Arca del pacto de Yehováh; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra. 17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Yehováh, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Yehováh en Jerusalén.